La integración social sucede en función de cómo las comunidades comparten valores. Es decir, conforme comparten entendimientos comunes de lo que es su experiencia de vida se genera una experiencia común colectiva. El Estado juega un papel directo en guiar qué experiencias comunes tendrán los mexicanos. Dichas experiencias van desde generar los sistemas educativos como la UNAM, hasta el sentido de pertenencia que da el pararse en el Zócalo de la Ciudad de México. Un nuevo símbolo para dar cohesión social, es la movilidad y conectividad de los mexicanos. En otras palabras, la capacidad de poder recorrer el país y hacerlo asequible para que jóvenes puedan conocer más de lo que es su nación y territorio.
Como lo he expuesto en los artículos anteriores, no solo se trata de un beneficio productivo. Generalmente, en muchos países, y en algunos de oriente es muy claro, se planeó la integración comercial y la económica, pero sin tomar en cuenta que eso crearía una clase uniforme de personas que comparte una serie de valores –que están altamente supervisados, como en el caso de China–, pero que en México puede generar, dada la altísima aceptación y legitimidad que tiene la Cuarta Transformación, una nueva generación de mexicanas y mexicanos que comparte una serie de principios y que entiende a su país de manera distinta.
Hay que recordar que estas líneas pueden estar terminadas de dos a cuatro años porque ya existen los derechos de viaje, que es lo más complicado, y las tecnologías se han probado en todo el mundo en 60 mil kilómetros. Dos terceras partes de esta se encuentra en China, y eso habla de toda la transferencia de tecnología de Occidente y también de todos los desarrollos propios. En el caso de China, ha participado Siemens en la implementación.
Esto me lleva a la parte más importante en el desarrollo de trenes y adonde voy con esta serie de artículos: cuál es el objetivo central de hacerlos. Y yo creo que esto ya lo tiene muy claro la presidenta electa y se trata de una prosperidad compartida: es decir, que todas y todos tengamos acceso a los recursos que genera el país para que tengamos una mejor vida.
El desarrollo de la red ferroviaria tiene el potencial de transformar tanto la movilidad como el desarrollo económico y social de México. La construcción de estas líneas generará más de 1.2 millones de empleos directos y 650 mil empleos indirectos, impulsando una transformación estructural en el país. Además, los programas de capacitación técnica y vocacional fortalecerán la capacidad laboral desde lo local, asegurando un legado duradero de mano de obra altamente calificada, que beneficiará a las generaciones futuras.
La República Conectada no se limita a mejorar la movilidad, sino que es clave para construir un México más justo y equitativo. La red ferroviaria garantizará que los ciudadanos de todas las regiones, sin importar su nivel socioeconómico, tengan acceso a las mismas oportunidades y servicios, reduciendo las desigualdades históricas. Este avance es crucial en la lucha por la equidad, ya que proporcionará acceso a atención médica, educación y empleo para las comunidades más vulnerables.
Reducir los costos de tener que transportarnos hacia nuestros centros de trabajo o cuestiones familiares o de esparcimiento en todo el país es muy importante. Aquí recalco el programa que existe en la Unión Europea, en la que jóvenes de 18 años pueden inscribirse en un programa para viajar gratis por tren a través de Europa durante un mes. De tal forma, si son seleccionados, pueden conocer su continente en tren. Esto deberíamos hacer también con los jóvenes en México para que conozcan su país de una manera más ágil y moderna.
Sin embargo, también debemos de considerar qué grupos pueden oponerse a esta iniciativa. Hay que recordar que una presión muy importante son los transportistas y hay que tomarlos en cuenta para estos proyectos.
No hay que perder de vista a los grupos sindicales que también tienden a perder en estos temas si no se les integra y no se les demuestra cómo, al tener estos sistemas de transporte, se van a necesitar sistemas de transportes secundarios hacia estos puntos. Es decir, hay que explicarles cómo se van a reubicar y hacerles ver que también para ellos va a ser una mejoría, pues van a recorrer menos distancias ahora que existan los trenes, pero a la vez se incrementarían las frecuencias, lo que ayudará a que haya más recursos para todos.
Los trenes reducen transferencias de alto kilometraje. Por ejemplo, si yo voy de Guadalajara a Ciudad de México ya no utilizaría los autobuses, que regularmente me toman 7 horas; al contrario, tomaría el tren. Pero estos camiones se pueden reubicar para conectar mejor entre otras vías. Y, de esta manera, se tiene una experiencia muy favorable. Una experiencia similar ya ocurre en la industria aeronáutica: tenemos los aviones de pasajeros en rutas principales, y otros más pequeños o locales en rutas secundarias.
En ese sentido, creo que no hay que perder de vista que la oportunidad de hacer estas líneas de tren debe de incluir que se hagan con la mayor tecnología posible. El presidente López Obrador ya probó que sí es posible con el Tren Maya. El único detalle que resaltaría es que, si hacemos estos trenes, a diferencia de cuando se hizo el Tren Maya, no había derechos de viaje. Aquí sí los hay, por lo tanto, debemos de intentar hacer los trenes bala de alta velocidad. Soñar con tener trenes de 400 a 500 km/h.
Más que una inversión en infraestructura; es una apuesta por el futuro de México, en donde la movilidad sea un derecho y no un privilegio. Con un enfoque en la prosperidad compartida, México puede soñar en grande y construir un sistema de trenes que trascienda generaciones, transformando el país en un modelo de equidad y desarrollo para el mundo.
México se merece la oportunidad de tener tecnología de punta y un nuevo símbolo asociado a una visión de país. Es necesario que México se integre entre sus diferentes partes porque, al final de cuentas, personas del norte, centro, occidente y sureste de este país somos México. El principio de prosperidad compartida con el que sueña la presidenta electa puede ser posible si, bajo este ideal, construimos el andamiaje que se necesita para llevar este proyecto a cabo.
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