En su última contribución intelectual, Zizek habla de las carencias que tienen las visiones liberales en relación al orden. Mientras que por un lado los libertarios se enfocan en la anarquía y la auto-regulación; por otro, la importancia de guiar a la sociedad y decidir por ella (socialismo) –y además plantear que el orden es condición sine-qua-non para crecer como humanidad– nos dejan caminos difíciles de transitar.
En un anhelo casi desesperado, Zizek se enfoca en cómo los proyectos de izquierda son un fracaso para generar resultados por enfocar su hipótesis hacia las razones subyacentes en el crimen. El fenómeno, entendido como un efecto de las disparidades y contexto social, evade la responsabilidad individual en decidir delinquir a la par de la importancia de la vigilancia y el ejercicio del poder policial.
La importancia de favorecer cambios contextuales en la sociedad para generar prosperidad es un anhelo y derecho que tienen las comunidades. Dichos lugares y espacios deben contar con mecanismos efectivos para poder proveer de opciones y experiencias favorables para generar compromiso y cohesión social. Sin embargo, esto es insuficiente. Ante un panorama hostil a la ley, tomar este camino es rendirse ante los poderes fácticos. Una y otra vez, gobiernos de la llamada izquierda han sucumbido en sus estrategias para aminorar la inseguridad debido a esta premisa.
El reclamo de Zizek viene en un momento marcado por la violencia e invasión de Rusia a Ucrania. Ante un panorama de inestabilidad europea, crecientes movimientos de derecha ultranacionalista –y una potencial crisis económica grave–, los gobiernos de izquierda serán incapaces de cambiar este contexto, por lo que evitar enfrentarse directamente con métodos punitivos directos deberá ser necesario. Si bien coincido en que la raíz de gran parte de los problemas sociales tiene que ver con situaciones sistémicas, considero válido y necesario el reclamo a los regímenes de izquierda. Para tener un mundo más enfocado en el desarrollo de la sociedad, requerimos de gobiernos de izquierda exitosos.
El riesgo de un enfoque hacia el uso punitivo de la fuerza del Estado también pasa por tener instituciones resilientes que puedan contraponerse a los abusos. No sólo se trata de que haya más sistemas policiacos, sino que exista, también, transparencia y justicia. Un acto de abuso debe ser corregido a través de la justicia. Mejorar sus sistemas de impartición para hacerlos expeditos es una condición necesaria para un sistema efectivo de procuración de justicia y paz social.
En México, la seguridad es la principal preocupación de la población. De manera interesante, en las últimas elecciones no es el factor determinante para generar ganadores en elecciones. Sin embargo, entender el fenómeno de seguridad desde un ángulo micro social comunitario puede generar efectos electorales considerables. Es decir, si las propuestas y acciones estratégicas van enfocadas en resolver las problemáticas de comunidades del día a día sería un cambio en la narrativa nacional, que ahora es víctima de entender el fenómeno con datos de seguridad a nivel macro nacional.
Generar una propuesta que solucione los pesares cotidianos de nuestras comunidades podría ser un punto de inflexión. Acabar con los asaltos en los autobuses, las zonas urbanas intransitables por asaltos, e incluso lograr que la incidencia delictiva desaparezca en determinados espacios abre la posibilidad de recuperar la seguridad.