Siempre he sido un fiel partidario de codificar visiones. La mayor parte de mi vida y trayectoria profesional la he dedicado a proponer proyectos que, más allá de un objeto tangible por sí mismo, expongan una narrativa de cómo puede ser el mundo. Siempre he creído que, sin una guía o una brújula de hacia dónde nos dirigimos, estamos destinados a ir a ciegas, toparnos con barreras o ir sin un rumbo de qué es lo que queremos.
Estructurar visiones me fascina, y lo he hecho desde el ámbito de la sociedad civil, pasando por la iniciativa privada, hasta durante mi desempeño como servidor público en la Secretaría de Relaciones Exteriores. Esto me ha permitido siempre tener en la mente cuál es el objetivo y la esencia de lo que busco, y encontrar alternativas ante los problemas que surjan.
Y si bien me gusta construir y diseñar visiones, también soy partidario de codificarlas y aterrizarlas en documentos clave o maestros para que cualquier persona pueda referirse a ellas y empaparse de una forma de pensamiento innovadora.
Recuerdo que era 2020 cuando conversaba con la Doctora Alejandra Moreno Toscano, y me contaba sobre un proyecto de “plantas”. Más tarde, en medio de la pandemia, me explicaría que lo que intentaba hacer era traer de vuelta una versión facsimilar del único y famoso Códice de la Cruz-Badiano, el primer herbolario de América, que tuvo el privilegio de realizarse en la Nueva España, con el fin de recopilar una “pequeña” cantidad de la amplia variedad de especímenes originarios de estas tierras.
La relevancia de este documento histórico radica en que además de ser un primer esfuerzo para crear una enciclopedia de plantas, refería su funcionalidad y contenía, asimismo, una ilustración del espécimen en cuestión. Esto, sin duda, fue una innovación en su momento, porque combinó la ciencia de catalogación europea junto a la habilidad de nuestros tlacuilos, que plasmaron con una belleza única y sobresaliente las plantas a las que se hacía referencia.
Esta obra magnánima, a pesar de su contrastante pequeño tamaño, iba destinada al rey Carlos V. Y si bien desconocemos con precisión si llegó a manos de él y admirar la obra terminada, sin duda el legado que ha dejado el Códice de la Cruz-Badiano repercute hasta el día de hoy.
Después de la publicación del facsimilar, que se agotó rápidamente en su número de ejemplares, el interés que provocó se extendió en el ámbito de coleccionistas, científicos y académicos fue de tal manera, que así llegó hasta Alemania, donde despertó la curiosidad de expertos, investigadores y miembros de la industria farmacéutica. Así fue como comenzó una colaboración con varios de ellos en distintas disciplinas, quienes estuvieron dispuestos a contribuir sobre la importancia del códice para la ciencia, la botánica, la farmacopea y, por supuesto, su huella pictórica e histórica.
Así fue como surgió un proyecto secundario que retomó el facsimilar, pero se enfocó en las reflexiones de todos estos expertos. A través de Scientika, y con el apoyo invaluable de la Universidad Autónoma Metropolitana, campus Xochimilco, fuimos construyendo una nueva compilación de textos para realizar una edición en español, para su formato impreso, pero también en inglés y alemán para una versión en línea.
El proyecto de El Códices de la Cruz-Badiano. Reflexiones desde la ciencia, la historia y la antropología ha tenido un revuelo tan trascendental que se ha presentado en las más distinguidas ferias del libro de México: incluida la FIL de Guadalajara, la FIL de Antropología e Historia y, la del Zócalo de la Ciudad de México y, próximamente, la FIL en Monterrey.
De igual forma, tanto ha sido el impacto, que existe un interés genuino de hacer una versión en chino ya que, como sabemos, aquel país tiene también una medicina tradicional y una cultura de las plantas igualmente sorprendente.
Este proyecto es un eslabón importantísimo sobre cómo un documento que se hizo en el siglo XVI sigue teniendo repercusiones en nuestra vida actual. Al final, eso es lo más importante del conocimiento, construir eslabones sobre los cuales se siga edificando y siga despertando el interés de otros profesionales que quieran contribuir desde sus ámbitos a esto.
Quizá en su momento, los autores de este códice no dimensionaban que dicho encargo para el rey de España sería el comienzo de un legado que, incluso hoy, desconocemos hasta dónde conduzca. Pero ellos, sin saberlo, plasmaron una visión de un México que apenas se gestaba, e iniciaron los esfuerzos por codificar nuestra herbolaria.
Este proyecto de la Cruz-Badiano se suma a otros esfuerzos en los que desde Scientika por más de 15 años, en especial con José Carlos Barranco, hemos colaborado con la Doctora Moreno Toscano para rescatar postales de la historia que muestran cómo era la forma de vida en distintos periodos.
La Doctora Moreno Toscano se ha dedicado a mantener vigente la historia de nuestro país no solo mediante el rescate de los documentos mismos, sino a través de su actualización y reinterpretación. Desde Scientika, donde hemos colaborado por más de 15 años, y a título personal, siempre le agradeceré el mantenerme al tanto de sus proyectos e iniciativas que, debo confesar, a veces nos rebasan, pero que me enorgullezco de haber contribuido en la mayoría de ellas.
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