La grandeza de México se cimienta en un consenso milenario que trasciende generaciones: históricamente, nuestro país ha progresado cuando desde lo público se defiende que la verdadera prosperidad reside más allá de la acumulación de riqueza material, y reconoce lo elemental del bienestar común y justicia compartidas. La prosperidad recae en las oportunidades que tiene la población de alcanzar la felicidad con equidad, y el desarrollo pleno de sus capacidades.
El origen del Atlas de Prosperidad se remonta a mi encargo en la Secretaría de Relaciones Exteriores, cuando rediseñé el sistema de promoción de inversión. Agradezco la oportunidad que se me ofreció, como también al extraordinario equipo que me acompañó en este proyecto con el que pude conformar el portafolio mexicano de vacunas COVID-19. Este Atlas recoge mis reflexiones de mis estudios doctorales sobre la economía mexicana, la justicia social y nuestra posición geopolítica. Dichas reflexiones reafirman la senda estratégica de nuestro país a nivel mundial como guía en nuevos caminos para la evolución económico-social de las naciones.
La conceptualización fue posible gracias a tener un enfoque más allá de los funcionamientos neoclásicos en términos económicos y basados en elementos de justicia y equidad. El trabajo de buscar los recursos, coordinar a los equipos, y mantener el rumbo hacia un Atlas que se mantuviera al margen de convertirse en una extensión de prácticas comunes de comercio internacional requirió de una estrecha colaboración. En esta tarea, agradezco a mi equipo, sobre todo a Íker Jimenez, así como a los equipos en México de ONU-Hábitat, Eduardo López Moreno, y ONUDI, Ramiro Magaña, por mantener el rumbo y tener la firmeza para no perder la esencia social en un mundo dominado por preceptos económicos. En este contexto, integrando un enfoque innovador urbano-regional y territorial-industrial, y en colaboración con las oficinas de la ONU mencionadas, se desarrolló una metodología para analizar más de 20 sectores nacionales que consideran los componentes de sus cadenas de valor regionales y globales. El resultado fue identificar cinco sectores estratégicos y cinco corredores de prosperidad, que se desglosan en este Atlas.
El contexto geoeconómico actual y las tensiones entre nuestro bloque comercial de Norteamérica con el resto del mundo hacen de esta publicación un elemento esencial para sentar las bases que nos llevarán a renegociar el tratado de libre comercio con Estados Unidos y Canadá. El Atlas reafirma la simbiosis entre nuestros tres pueblos y encuentra complementos donde debemos actuar de manera coordinada y unificada. El proceso de buscar dónde podemos generar empleos e industrias para rehabilitar zonas urbanas deprimidas económico y socialmente en Norteamérica pasa por entendernos como una sola entidad. A través de encontrar vías para favorecer un desarrollo parejo en las regiones complementarias en América del Norte, podremos reinterpretar las negociaciones de libre comercio para privilegiar a quienes más requieren de guía y apoyo.
El gobierno entrante de la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo (2024-2030) tiene la visión clara con sus planes de infraestructura, energía, e hídrico. Aprovechando dichos planes, con un enfoque regional basado en el Atlas de Prosperidad, podemos apostar por tener efectos aun mayores en beneficio de todo México. Así pues, más allá de las inversiones y empresas que pueden implementarse, la visión es más humana, pues conlleva crear sinapsis regionales; abrir canales, conexiones y puentes en zonas que antes no interactuaban entre sí. Estos beneficios se trasladan a quienes más los necesitan pues une las necesidades regionales en México con las regionales del resto de Norteamérica. El trabajo que requiere aprovechar este Atlas y extenderlo a nivel regional es un esfuerzo que podría marcar la hoja de ruta para mejorar los niveles de vida de quienes más lo necesitan.
El potencial de esta estrategia es incuantificable en los términos de que abrirá posibilidades de prosperidad y justicia social que hoy en día no podemos imaginar. Más desarrollo, así como más y mejores servicios para la población son sólo algunas de las vertientes que pueden derivar de agregar más valor a estos polos de inversión. Brindarles oportunidades de prosperidad a la juventud de México permite desarrollar activos y recursos humanos capacitados y abrir mayores oportunidades para su crecimiento y profesionalización. El Atlas no solo es un mapa de oportunidades, sino una guía integral para un desarrollo inclusivo y resiliente. Busca integrar a México en las nuevas dinámicas de la economía global, fortaleciendo su competitividad mediante la promoción de sectores estratégicos y el aprovechamiento de corredores de prosperidad en concordancia con la nueva política de Estado de la Dra. Sheinbaum. Al mejorar las condiciones sociales, urbanas y económicas de su población, México podrá responder a los desafíos del siglo XXI, y también construir una base sólida para un crecimiento futuro sostenido.
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