top of page
Buscar
Foto del escritorJavier Jileta

Integración y Prosperidad: El Futuro de México a Través de Proyectos Estratégicos (Parte 1)

La idea de una nación próspera es un concepto al que cualquier persona aspira. Vivir en un país libre, seguro, desarrollado, con oportunidades, es casi una concepción inconsciente que tenemos de cómo debería funcionar cualquier país. Ejemplos en el mundo sobran; por supuesto, ninguno de ellos siendo el modelo perfecto, pero sí referencias y casos de éxito que nos han mostrado a través de los años y que se acercan a países que tienen una visión, planeación, organización y ejecución metódicas que pueden llevar a que prospere una nación.

 

Cuando pensamos en países “potencia” estoy seguro de que casi todos tenemos en la cabeza naciones como Estados Unidos, Alemania, Japón, Francia, Reino Unido. Tan solo por poner una referencia, el World Economic Outlook, realizado de manera anual por el Fondo Monetario Internacional (FMI), menciona en su edición 2023 que, además de estos países enlistados, se encuentran: China, India, Italia, Canadá y Brasil. Y, aunque pareciera algo increíble, México ocupa la posición número 14 en esa lista.

 

Ahora, el verdadero reto es transformar este potencial económico en prosperidad compartida. Al igual que las potencias globales, México necesita una planificación visionaria que integre diferentes sectores económicos, la multiculturalidad que caracteriza las diferentes regiones del país.

 

Diseñar y encauzar un país hacia un desarrollo próspero se vuelve más sencillo cuando se tiene una idea precisa de hacia dónde nos dirigimos. No todo se trata de producir recursos financieros, sino también de que la sociedad tenga un piso estable en el cual pueda salir adelante. Sin esto, cualquier esfuerzo que se haga resulta inútil, pues se gastan recursos y, sobre todo, tiempo. Es por ello la vital importancia los diferentes y complementarios planes que enmarcan el próximo Proyecto de Nación de la presidente electa Claudia Sheinbaum y que darán forma al Segundo Piso de la Cuarta Transformación.

 

También es familiar para nosotros que cada mandato o administración de todos los países quiere dejar su huella a través de proyectos o programas insignia de gran envergadura que perduren a través de los años y que se vuelvan una referencia inmediata al pensar en ellos.

 

El sello de “la Cuarta Transformación”, y todo lo que ello implica, estoy seguro de que pasará a la posteridad de la historia de México como la idea de un estilo de gobierno, programas y proyectos que, lejos de sus matices, remitirán inmediatamente a Andrés Manuel López Obrador.

 

Si hay algo que reconoce del presidente actual es, como dije, una firme e inamovible visión de un país más justo y social, en el que deje de haber privilegios indebidos y las personas –cualquier persona– tenga acceso a los medios para construir una vida más digna.

 

De entre los proyectos y programas insignia de este gobierno que está por concluir, me gustaría rescatar un proyecto en particular que, considero, engloba la visión y forma las bases de lo que puede ser un país próspero, más equitativo y desarrollar no solo mayor intercambio económico, sino también cultural. Me refiero al proyecto de los trenes; en particular y como caso concreto, al Tren Maya y al Corredor Interoceánico.

 

Durante mi desempeño como encargado de la estrategia de Impulso Económico Global en la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), me enfoqué en rediseñar el sistema de inversiones del país, de tal manera que, junto con mi equipo y el apoyo de las oficinas de Naciones Unidas en México, pudiéramos identificar polos de inversión urbano-regionales y territorial-industrial para localizar algunas de las cadenas de valor más relevantes y con amplio potencial en el territorio. Mayor detalle sobre este proyecto y sus alcances pueden encontrarse en esta entrada de mi blog, en la que hablo específicamente de ello.

 

En este sentido, identificar o tener estos polos no es simplemente para invertir exclusivamente en ellos y que generen un crecimiento aislado. Al contrario, es encontrar los que sean necesarios, con el fin de que se desarrollen paulatinamente y vayan generando una derrama no solo en ellos mismos, sino en sus áreas concéntricas. De la misma forma, la idea es que, eventualmente, estos polos se entrecrucen y así pueda comenzar un desarrollo integral regional.

 

Un proyecto de desarrollo de trenes a lo largo del país no sólo se trata de interconectar las diferentes regiones del país para fines comerciales, sino que es una idea para entretejer a la sociedad y crear conexiones que redefinan nuestro sentido de país y de mexicanidad que se ha ido perdiendo durante los últimos años.


Un plan de desarrollo de trenes a nivel nacional puede convertirse en un símbolo de integración y renovación social en el siglo XXI, transformando profundamente la forma de vida en México y cimentando la visión de un país desarrollado. Al igual que los trenes de alta velocidad en China, que han revitalizado las economías de sus ciudades intermedias, un sistema de trenes en México podría generar un impacto similar, especialmente en las regiones centro y sur, impulsando una verdadera prosperidad compartida. Cada estación y cada ruta no solo deben servir como conexión física, sino también como un motor para forjar una nueva identidad nacional, entrelazando culturas regionales y promoviendo la equidad y justicia social. Esta red de trenes sería un símbolo tangible de la Cuarta Transformación, marcando un hito en la movilidad y cohesión del país.

1 visualización0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Comments


bottom of page