A dos años del inicio de la pandemia de covid existen lecciones que siguen sin aprenderse globalmente. Las tres principales son la optimización de los sistemas de monitoreo epidemiológico, sistemas globales de vacunación y optimización científica de tratamientos y monitoreo. Mientras que los primeros dos componentes que menciono se tratan más de acuerdos políticos el tercero es un tema técnico que podría resolverse ágilmente.
Los sistemas globales de monitoreo epidemiológico requieren de una metodología estandarizada basada en la densidad de población. Para esto se requiere de una infraestructura de secuenciación así como de una cantidad mínima proporcional a población de pruebas de COVID. Este aprendizaje nos permitirá en un futuro contener de manera más eficaz cualquier ataque similar de otro patógeno. Si esto se hubiera hecho desde que empezó la crisis, esta cuarta ola no estaría causando el pánico que está haciendo.
En su momento recuerdo haber traído a colación para la política pública el paper del Imperial College, donde mostraba que estaríamos entrando en lockdowns continuos. Situación que los gobiernos de muchos países consideraron exagerado y poco real; ahora vemos que tuvieron toda la razón.
En segundo término los sistemas globales de vacunación deben ser entendidos como un solo sistema. No un COVAX, que fue un fracaso, sino un sistema con incentivos económicos claros donde países aportan para asegurar su propia producción de vacunas y la regional. Adicionalmente logrando niveles mínimos de vacunación comunes. Lo que llevará a que se estabilice la producción de vacunas por medio de precios controlados por regiones. Ante la creencia que existe un cartel de vacunas que promueve su uso para su ingreso, debemos de ser claros en que exista o no, las vacunas se necesitan. Por lo que también, generar sistemas de fondeo a académicos-investigadores de los temas de salud pública deben de generarse a nivel global. Es decir, que una bolsa de dinero sea comandada para quienes apliquen individualmente a través de plataformas digitales con el fin de contener las pandemias.
Finalmente sobre la optimización de tratamientos y monitoreo. Después de dos años no puede ser posible que no hayamos desarrollado una tecnología más efectiva para la detección de covid. Los sistemas de secuenciación así como de detección utilizando tecnología de punta no han sido aplicados para tener nuevas pruebas en menores ciclos de secuenciación. Debiéramos de tener nuevas pruebas específicas que vayan a las tres secciones genéticas del virus que nos dieran resultados de calidad PCR en 10 minutos. Sistemas portables que puedan detectar incluso a través de las exhalaciones la presencia del virus o no. Esto nos lleva a que no se han puesto los objetivos con claridad sobre los principales cuellos de botella. Por ejemplo, el punto no es la producción de las vacunas, sino su distribución y cómo optimizar la distribución. Por otra parte, lo mismo pasa con las pruebas, dónde y cuándo habrá que hacer las pruebas y los cercos sanitarios optimizados.
Ante la próxima variante de COVID, es evidente que seguimos con los mismos sistemas rudimentarios que al inicio empleamos para detectarla. Los sistemas de salud están en alerta máxima ante el posible fracaso de nuestras vacunas (el CEO de Moderna hizo de conocimiento público que la nueva variante tiene 9 cambios que hacen evitar la eficacia de vacunación y otras 11 mutaciones adicionales que pudieran llevar, en conjunto, a necesitar una nueva vacuna por completo).
Si las vacunas fracasan, estaremos frente de nuevo un exceso de atención medica demandada, en nuestros ya endebles sistemas de salud. No hemos vencido al virus, seguimos sin encontrar tratamientos efectivos… ya lo vimos Merck anunció que su tratamiento es 30% efectivo… ¿Será cercano al placebo?
De tal suerte que se requiere de dos iniciativas contundentes de fondeo a la investigación, más allá de los propios laboratorios y empresas, a tecnologías que tengan que ver con la detección de patógenos utilizando tecnologías novedosas, mientras por otra parte, a potenciales tratamientos. Todas estas investigaciones deben de tener una optimización de pruebas clínicas a través de un consorcio de naciones dispuestas a efectuar dichos estudios con celeridad. Este mecanismo podría estar funcionando en menos de un mes. Con resultados en menos de un año que pudieran cambiar el futuro de cómo se atiende cualquier tema de salud pública global.
Resolver lo inmediato, tiene como ventaja la capacidad de sentar las bases para mostrar que es posible tener sistemas paralelos de resolución de problemas auspiciados por el estado. Actualmente los entes más eficientes para resolver la pandemia han sido las empresas privadas.
Esperemos que la variante Omicron sólo sea más contagiosa, y no sea más letal.
Comments